Y es que podemos manejar a compañeros, padres, madres, amigos y profes dándoles mucho mucho cariño en vez de un bocinazo. Si les tratamos con repesto, amorcillo y tranquilidad, no nos reñirán y chillarán, porque...
¡¡¡Cómo vamos a discutir, con lo que nos queremos!!!
¡¡¡Cómo me voy a comer a una ovejita que me necesita!!!
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